Como cada jornada, sobre las nueve, Ámber regresaba a casa. Utilizaba la línea de metro número 3, cuya duración era de veinticinco minutos y que siempre pasaba por la estación a las nueve y diecisiete. Eso le daba tiempo a comprarse algo de comer en la tienda de la esquina, normalmente un croissant, que mordisqueaba con calma mientras paseaba hacia el andén. Aquella noche llevaba un libro bajo el brazo, una nueva lectura que empezaría en cuanto se diese una ducha, se pusiera el pijama y se metiera en la cama. Pensando en si estaría demasiado cansada para leer diez páginas o un capítulo entero, subió al metro, que siempre estaba lleno a esas horas, y buscó un lugar dónde sentarse; casi nunca había un asiento libre, pero no perdía nada por comprobarlo.
De pronto, le vio entre la gente. Se sobresaltó cuando sus miradas se encontraron y bajó la vista al suelo. Él estaba allí, como cada noche, en el vagón de metro de las nueve y diecisiete de la línea número 3...
Este fue el inicio que propuso Paty C. Marín para participar en el Juego de Primavera, organizado en su blog: Cuentos Intimos.
Se trata de continuar el relato, en el cual también deben aparecer dos de las varias fotografías que dejó a elección.
Si quieres leer el relato con el que participé, llamado:
LO QUE ACOSTUMBRAS...Ó NO... (+ de 18)
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Gracias desde ya por leerme...
Querida Patokata, agradezco la información que brindás a los escritores que vivimos alejados de los grandes centros culturales. Mis cariños. Ana María Manceda
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