musas-24-1
Todos los textos son de mi autoría y están debidamente registrados y protegidos por Safe Creative 8b61f1e5-55fb-344c-88df-411cb198c8dd y Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

*Todas las imágenes utilizadas en este sitio son tomadas de internet, por lo que pertenecen a sus respectivos dueños. Si alguien se siente perjudicado le agradezco me lo haga saber para retirar la ó las imágenes de inmediato.


Borremos el Racismo del Lenguaje

Desafios y Lecturas Conjuntas







***




La lista inicial de libros que pensaba leer al inicio de la maratón era esta (los marcados en rojo fueron leídos):

Cuentos Completos de Edgar Alan Poe
Entre los Muros de Crickely Hall de James Hebert
Kissed an angel de Elizabheth Chandler
Cumbres Borrascosas de Emily Brontë
Cuentos de Amor, de locura y de Muerte de Horacio Quiroga
El Ángel de la Oscuridad de Karen Delorbe


La lista definitiva de libros que logré leer es la siguiente:

*Libros que tenía iniciados cuando comenzó la maratón y terminé durante esta:

Presagios de Stefania Gil
Lady Susan de Jane Austen
La guerra de los Botones de Louis Pergaud


*Iniciados y terminados durante la maratón:

El Coleccionista de Paul Cleave
Pueblo de Sombras de David Pardo
Entre los Muros de Crickley Hall de James Hebert
EL Monje (The Monk) de Matthew Lewis
Cuentos de Amor, de locura y de muerte de Horacio Quiroga
Anoche salí de la Tumba de Curtis Garland
La Mujer que se fue a Caballo de D. H. Lawrence
Der Sandmann (El Hombre de Arena) de E.T.A. Hoffmann
Agua Sucia de Antonio Rodríguez del Castillo
Cincuenta Sombras de Grey de E.L. James



*Leyendo al terminar la maratón

Cuentos Completos de Edgar Alan Poe
De Repente en lo profundo del Bosque de Amos Oz








*****





Maratón de Escritura 2012







***




Maratón de Lectura 2012





Leídos:

La Receta del Negro Antenor y Otros Cuentos: José Monegal.

El Amor en los Tiempos del Cólera: García Márquez.

Como Agua para Chocolate: Laura Esquivel.

La Estrella: Javi Araguz e Isabel Hierro.






***




Lecturas Conjuntas terminadas




lectura conjunta

















































 
****

 

RETO SAN VALENTIN 

ESCUCHANDO A LOS SUEÑOS

 




Los planetas del sistema solar, incluidos Gaia, están reunidos.
Hoy se decidirá acerca de un tema de gran importancia que ya se había puesto sobre la mesa en una sesión llevada a cabo hace millones de años atrás.

El coloso Júpiter y el hermoso Saturno presiden la sesión:


―Ha corrido mucha agua bajo el puente; creo que el tiempo pasado ha sido suficiente para deliberar acerca de si la raza humana que contiene Gea debe ser destruida, para que esta pueda corregir su órbita y mudar de sistema.―hizo oír su atronadora voz Júpiter.

Llegó la hora de la votación:

3 planetas se abstienen, 5 están a favor y 1 en contra.


―Yo Gaia, Gea, Pachamama, la Tierra, ó como me quieran llamar, creo que aún no es la hora de actuar. Me opongo terminantemente a esa decisión.
―¿Estás conforme con el daño que te esta causando esa civilización perdida? ―interroga Saturno con suavidad.
―No, pero no todos son así. Hay quienes sienten diferente y se contactan conmigo y cada vez son muchos más los que oyen mis lamentos y mis susurros.
―Entonces, ¿qué dices? ―apremia Júpiter.
―Yo creo en ellos . . . a pesar de todo.
―Muy bien―dice Saturno con beneplácito―. Entonces, bajo la responsabilidad de Gaia, se cierra la sesión hasta nuevos cambios por venir.












****
Desperté asombrada por el sueño que acababa de tener. Cuando miré a través de la ventana me vi a mi misma a través de la luz del sol, del canto de los pájaros, de los colores, del aire y de la vida.

Si esos colosos realmente estuvieran al acecho y vigilando nuestro comportamiento- el que no perdonarían según se desprendió del sueño- y aun así Gaia apostara por nosotros en un acto de amor y fe hacía la humanidad evolucionante; ¿cuál debería ser nuestro comportamiento ante los acontecimientos de todos los días?

Personalmente creo que no estamos solos en el universo. La vida no sólo es monopolio de la raza humana, es la esencia compartida con la Tierra sobre la que vivimos y evolucionamos cada día.

Si somos gentiles con ella lo seremos al mismo tiempo con nosotros y con cada ser vivo que camina sobre su superficie.


febrero 2012


**Con este texto participé en el Reto de San Valentín organizado por Jonaira Campagnuolo del blog Desde Mi Caldero. El Reto consistía en escribir un texto corto producto de la reflexión personal que invite a un cambio en nuestro entorno ó en nosotros. Esto es lo que me surgió, espero que lo disfruten.





Pueden leerlo también en este recopilatoria que tan amablemente hizo Jonaira:


Recopilatorio Reto San Valentin






**En la barra lateral, en "Estoy en estos Recopilatorios para Descargar", están los enlaces para leer online ó descargar este recopilatorio, ó los que gusten leer.




***

 

 

 
Escribamos un relato entre todos por el día de San Valentín
organizado por Nesbell Lane





 

 

Relato de San Valentin (aun inconcluso) 

 

 

(El inicio fue escrito por Emma Fuffei, también lo pueden leer pinchando el banner ó aquí )

Max y Carmen aún recordaban cómo se conocieron. Había sido unos años atrás cuando ambos eran un par de niños. En ese momento la idea del amor o el matrimonio era algo realmente lejano. A decir verdad, Max no pensaba en nada que no fuera ir a la escuela y tocar la flauta. Y Carmen que había vivido en la Selva Amazónica del Brasil, gastaba su tiempo aprendiendo el lenguaje de los animales o las tribus indígenas de la región. Pero su destino no era ese. Así que la abuela de Max, la loca abuela Catalina decidió llevarlo a una de sus excursiones.

Catalina era una mujer de sesenta y seis años que trabajaba para una de esas revistas que hacen reportajes de la naturaleza. Casi siempre ella hacía los viajes que todos rechazaban por miedo o prudencia. Ninguna de las dos palabras era conocida para la mujer. Ese año debía cuidar a su nieto, así que decidió llevarlo en el viaje a la selva amazónica. Lo que ninguno de los dos sospechaba era que su vida cambiaría por completo.

Max conoció a Carmen y su monito Dante. Se hicieron amigos de inmediato e iniciaron un largo camino de aventuras. Pero aquella noche en la espesura de la selva africana, en medio de la nada, una simple frase volcaría por completo el sentido de su relación. Para olvidar lo ridícula de su situación (fuera de ahí nadie les habría creído lo que vivían), Max hablaba de su futuro como médico y decía que le gustaría seguir recorriendo el mundo. Carmen, recostada en su pecho, lo escuchaba tranquilamente. Cuando él le preguntó si ella podría acompañarlo, Carmen respondió con esa espontaneidad que la caracterizaba:

─Claro, Max. Cuando nos casemos podremos recorrer el mundo juntos.

Casarse. Esa simple palabra, esa idea tan natural, después de todo lo que habían vivido, nunca había pasado por la cabeza de Max y se sintió un poco aturdido y tonto por no haberlo considerado antes. Desde ese momento el tema no se volvió a mencionar, pero sabían que estaba latente.

Ahora, diez años después, Max ya era todo un doctor, y Carmen terminaba sus estudios de idiomas. Era el momento de la verdad. Había llegado la hora de enfrentar el maravilloso y temida tema que dejaran pausado en la selva africana. Pero primero debía resolver un asunto: ¿Cómo abordaría el tema?, ¿qué le diría?.



(Aquí la continuación escrita por mí, también la pueden leer pinchando en el banner ó aquí)

Luego de meditar profundamente acerca de los sentimientos que la muchacha le inspiraba decidió que sí, que realmente la amaba; pero no estaba muy seguro que el casamiento fuera el siguiente paso.

Aún eran muy jóvenes y él pensaba que la convivencia era fundamental para cimentar una relación que, aunque llevaba años, prácticamente se encontraba en pañales. Además, como había obtenido su título tan recientemente debía sumar horas y experiencia para lograr prestigio y buenas recomendaciones; de modo que la idea de viajar, que acompañó inicialmente su sueño de ser médico, por el momento no podría realizarse. 

Después de todo eso no era tan malo, quizá fuera la oportunidad para llevar la relación con Carmen a un nivel un poco más avanzado: el de convivir todos los días bajo el mismo techo.

Consideraba que solamente así podrían poner a prueba sus sentimientos y saber sí se amaban los suficiente como para soportar el mal aliento y el terrible aspecto que cada uno presentaría cada mañana. Era importante saber si serían capaces de respetarse los espacios, de no cuestionar los silencios ni los cambios de humor; tampoco criticar las amistades y compartir por igual las responsabilidades de la casa. Parecía algo simple, pero difícil aunque no imposible, hallar entre los dos la dosis exacta de amor, pasión, respeto, confianza y comunicación.

“Juntar los caminos sin perder la individualidad”, es lo que siempre le dice la abuela Catalina; quien nunca aceptó que soga alguna la frenara y que había encontrado en su marido, el abuelo de Max, el compañero ideal. Ambos compartían el mismo amor por la naturaleza; él desde sus investigaciones como biólogo y ella desde la lente de su cámara habían aprendido a lidiar con las ansiedades de uno y las excentricidades del otro. A pesar de que a veces estallaba la tormenta, juntos se complementaban; por eso no podían vivir el uno sin el otro.

Pensaba en esto mientras miraba la vidriera de una joyería; buscaba un anillo para regalarle a Carmen. Sin importar lo que juntos decidieran ese anillo sería la forma de sellar el gran paso.



(A partir de aquí la continuación escrita por Nesbell Lane y que también pueden leer pinchando en el banner o aquí)

Esa tarde fue un tanto tormentosa para Max, se sentía ansioso por lo que sucedería. En cuanto encontró la sortija perfecta se marchó a ver a su amada, no sentía mucha emoción, sentía más bien miedo, miedo a como reaccionaria Carmen y miedo a poderse haber equivocado en su decisión, pensaba en que ambos eran completamente diferentes, pero se complementaban, imaginaba los deseos de ella de recorrer el mundo y el queriendo ser doctor, no podía abandonar su sueño por una mujer, pero entonces pensó en ella en esos enormes ojos negros y esa picara sonrisa, en todos los momentos que habían pasado juntos y se dio cuenta que nada valdría más que despertar con ese rostro cada mañana con ver se sonrisa, sonriéndole a él.

El miedo se esfumo de inmediato, eso era lo que él quería y no podía dejarlo atrás.

Esa tarde la invito a cenar en un restaurante cercano a la laguna, odiaba ser romántico, pero pensaba que la ocasión lo ameritaba, sería un recuerdo que quedaría en la mente de ambos para siempre.

En el momento en que la vio estuvo seguro de que no se equivocaba, el vestido naranja le caía hasta los pies, con una abertura que dejaba entrever su larga pierna y la espalda descubierta. El por su lado usaba un pantalón de vestir color negro y una camiseta azul claro. Sus marcados brazos podían mirarse atravesó de su ajustada camiseta y ella pensó al igual que lo deseaba, que deseaba tenerlo toda la vida.

Había estado pensando en una manera ingeniosa de entregarle la sortija, pero, al no tener idea prefirió dársela así, sin más. Lo típico. Lo sacare de la bolsa y lo pondré frente a su vista, pensó, así si me rechaza, hare como que es un simple objeto.

Sin embargo en aquel momento todo cambio. No podía ser tan simple.

La miro justo enfrente de él. Ella estaba despreocupada bebiendo el vino, y él no podía dejar de mirarla. Entonces pensó que era hora, metió la mano dentro de la bolsa del pantalón y acaricio la cajita de terciopelo negro, la saco lentamente y la mantuvo en sus manos por unos segundos

(continuará...)












****





PARA SIEMPRE…





Otra vez se había dormido por culpa de ese despertador que funcionaba cuando quería. “Eva debe estar furiosa al ver que no llego”, pensó Érica. Rápidamente se puso sus jeans gastados y una blusa floreada, se calzó las sandalias, tomó el bolso y salió a la carrera. Ya en el ascensor intentó domar esa cabellera rebelde de bucles color café que se le desparramaban por la espalda.
No era propensa a maquillarse, ni así lograría ocultar las ojeras que ensombrecían sus lindas facciones. Ayer se había quedado estudiando hasta tarde y cuando pareció que el sueño llegaba se le dio por pensar en él y al diablo con las horas de sueño que le quedaban.
Justo hoy había quedado en ocuparse de los gemelos de su hermana, cuando no tenía ni ganas de que alguien la molestara. Esperaba que al menos el mal humor se le quitara camino a lo de Eva.
―Ya era hora. ¿Será posible que no pueda contar contigo nunca? ―fue el saludo de buenos días de aquella, apenas traspasó la puerta.
No le respondió y se mantuvo callada hasta que su hermana se marcho hacía el trabajo aún enfadada. Ella era así, si no le cumplían al instante se ponía hecha una furia, como si fuera el ombligo del mundo.
Lentamente se encaminó a despertar a sus sobrinos que dormían plácidamente y se negaban a abandonar los brazos de Morfeo. Cuando al fin estos dieron señales de vida, y comenzaron a moverse como autómatas para ponerse el uniforme del colegio, ella bajó a preparles el desayuno.
Se topó con David, su cuñado que ya estaba listo para irse a la oficina.
―Hola.―lo saludó indiferente mientras hacía lo suyo.
―Hola, ¿cómo estás? ¿Los chicos ya se levantaron?―preguntó mientras se tomaba una taza de café en forma apresurada, al tiempo que revisaba unos papeles que iba metiendo en el portafolios.
―Si, están en eso.―le respondió ella con desgana y sin mirarlo.
Pronto los niños estuvieron listos, esperando el bus escolar que pasaría por ellos.
Cuando al fin quedó sola, y luego de recoger todo el desorden que había quedado en la cocina, se dispuso a estudiar para el último examen que tendría al día siguiente y con el que obtendría su doctorado en Economía.
Se había tirado en el sillón para estar más cómoda y se quedó dormida.
Así la encontró David unos minutos después, cuando volvió por unos papeles que había olvidado. Ella dormía plácidamente mientras el voluminoso libro descansaba en el piso, tenía la camisa entre abierta y se podía ver el nacimiento de sus senos. La miró, era linda; a pesar de hacer muchos años que la conocía, desde que comenzó el noviazgo con Eva, nunca la había visto con otros ojos más que con los de un amigo ó un hermano. Sin embargo, tenía que reconocer que el tiempo había sido benevolente con ella y la había hecho todo una mujer; le extrañaba que aún no hubiera presentado algún pretendiente en la familia.
Recordó el motivo por el que había regresado, se ocupó de recoger lo necesario y salió, ella seguía dormida.
Al medio día Érica les preparó el almuerzo a los chicos y luego llevó a cada uno a sus actividades extracurriculares. Sabía que su hermana estaba en los días de cierre de campaña de la empresa de belleza para la cual trabajaba, y en la que era vendedora ejecutiva, así que hoy vendría muy tarde en la noche.
También su cuñado llegaría tarde; era día viernes, cuando él aprovechaba a salir con sus amigos y también llegaba más tarde de lo habitual. Lo bueno era que, debido el ajetreo de la semana, los chicos se marchaban a la cama temprano; pues, aunque hacían planes para pasar la noche en vela mirando películas que no podían ver cuando estaban sus padres, les era imposible aguantar los efectos del cansancio y del sueño.
Luego de que al fin se retiraron a descansar el sueño del guerrero, y de ordenar una vez más el desorden dejado por estos a su paso, se dispuso a concentrarse con más ímpetu en el estudio.
Colocó un cd de música celta para poder relajarse y lograr más concentración, se puso su pijama compuesto de un pantaloncito corto y una musculosa blanca algo ceñidos al cuerpo, bajo un poco la luz y se tiró en el sillón a retomar el hilo del libro que había tenido al medio día entre las manos.
Ya eran las dos de la madrugada cuando David llegó a la casa, al parecer en no muy buen estado puesto que le llevó unos minutos acertar la llave en la cerradura; otro tanto le llevó volver a cerrar cuando ya estaba dentro. Cuando apareció a la entrada del living llevaba el saco del traje colgado al hombro y la corbata floja sobre la camisa que ya tenía entre abierta. Se sobresaltó cuando la vio, tenía la mirada un poco perdida; ella lo miró de reojo.
―Hola.―la saludo él intentando verse lo más normal que podía. No era bueno que su cuñada lo viera así, quizá mañana le fuera con el cuento a su mujer.
Se tomó del pasamano de la escalera para subir al dormitorio y se tropezó cayendo sobre los escalones. Érica se levantó corriendo y se acercó a auxiliarlo.
―No te…preocupes…estoy…bien.―apenas balbució arrastrando las palabras y negándose a ser asistido, pero volvió a tropezar.
Haciendo caso omiso a lo que le decía pasó  uno de los  brazos de éste sobre sus hombros y lo tomó de la cintura para ayudarlo a subir, de lo contrario podía estar toda la noche en el intento por llegar a su cama. Mientras subían lentamente notó la diferencia de estatura que tenían, prácticamente podría servirle de bastón; también le llegó el aroma de la colonia de hombre que usaba y que ella conocía muy bien, pues la mayoría de las veces había acompañado a su hermana cuando esta se la compraba. No pudo evitar sentir su calor a través de ese abrazo forzado por las circunstancias. Cerró los ojos y respiró hondo, le daban ganas de llorar cada vez que recordaba el día que lo conoció, al mismo tiempo que su hermana. Se llevaban apenas cinco años de diferencia en la edad, pero ella siempre pareció físicamente más joven de lo que era y eso le jugó en contra a pesar de que tenía dieciocho años; sin embargo, su hermana Eva tuvo más suerte para atrapar su atención ya que prácticamente tenían la misma edad y al instante lo acaparó para ella sola. Como al principio todo empezó como un juego no le dio importancia al flirteo que ambos habían iniciado, pero con el paso del tiempo la relación comenzó a tornarse seria y ella al fin perdió la esperanza cuando se casaron un año después,
A pesar de que habían pasado ya diez años no podía olvidar este fracaso que afectó su corazón, pues él le había pegado fuerte desde el primer momento; fue amor a primera vista aunque ni él ni su hermana jamás se enteraron.

Al fin llegaron al dormitorio y al intentar dejarlo sobre la cama ambos cayeron y él quedó sobre ella. Su corazón dio un vuelco y se aceleró cuando lo vio tan cerca mirándola fijamente a los ojos al tiempo que sentía el peso y la tibieza de su cuerpo.
―Que linda eres.―le dijo suavemente al tiempo que le acariciaba la mejilla.
Su aliento no olía demasiado a alcohol, contrariamente al estado en el que se hallaba. Seguramente, como no estaba acostumbrado a tomar, con tan solo un par de cervezas quedaba mareado por demás. Lo tenía tan cerca que ya estaba perdiendo la perspectiva del asunto, tratando de volver los pies a la tierra intentó quitárselo de encima para dejarlo dormido y marcharse de allí.
―Anda David, será mejor que te duermas y te quites ese mareo que llevas encima. Además yo tengo que estudiar y cuidar a los chicos. ―le decía mientras intentaba quitárselo de encima sin éxito.
Él no se lo estaba haciendo fácil, la miraba con ternura y le sonreía sin dejar de tironearle sus bucles castaños.
―Estas hecha una mujer muy hermosa. Recuerdo aquella chiquilla que eras cuando conocí a tu hermana. ―le susurró apretándose más contra ella.
―David, por favor―apenas podía quejarse sin dejar de sentirse turbada ante el peso de su cuerpo―. Además, yo no era ninguna chiquilla, así quisiste verme tú…―se quejo y se arrepintió de haber dicho eso.
―Pareces enojada conmigo. ―le acariciaba el rostro mientras se lo decía y se acercaba más a su boca.
―Por favor David, los niños…―intentaba por todos los medios escapar de él y de esas sensaciones que le estaban despertando en el cuerpo.
―No entiendo porque es que nunca nos has presentado a ningún novio…―le decía sorprendido, como si recién ahora la viera.
Ella apartó la mirada, ya no hacía intentos por apartarlo. Él la obligó a mirarlo y vio sus ojos húmedos, la miró fijamente por unos instantes y de inmediato comprendió. Enjugó unas lágrimas que escaparon de sus ojos, luego de tantos años de silencio.
Rozó sus labios y fue suficiente para que todo se saliera de control. Se besaron con desesperación, ella sentía la excitación de su cuñado entre sus piernas; rápidamente terminó de desabrocharle la camisa mientras él le quitaba la camiseta del pijama y comenzaba a besar y acariciar esos senos que hacían tanto deseaban esas caricias de sus manos. Lo ayudó a quitarse el pantalón y dejó que le quitara la poca ropa que le quedaba hasta quedar completamente desnuda ante él, como también él quedó para ella. Se recorrieron por entero, se acariciaron, se miraron, se susurraron palabras de amor que jamás ninguno de los dos habían dicho.
Al fin lo recibió en su interior al tiempo que acariciaba su ancha espalda, se miraban a los ojos entre gemidos y jadeos suaves y acompasados.
―Érica―le susurró al oído―, eres tan bella.
Ella le mordió el hombro cuando tuvo el intenso orgasmo que apenas podía silenciar. Estaba en el paraíso, con el hombre que amaba y había amado desde la adolescencia, con el único que amaría por el resto de su vida. Fue la mujer más feliz del mundo cuando lo sintió derramarse dentro de ella, sabía que quizá esa fuera la única vez que iba a estar con él por lo que disfrutaba saberlo en su interior y escuchar esos gemidos y jadeos de placer que le estaba provocando.
Quedaron abrazados luego, mientras sus respiraciones se normalizaban nuevamente y los sonidos del amor se apagaban poco a poco.
Lentamente Érica se levantó y comenzó a vestirse mientras él la miraba desde la cama.
―Érica…
―No digas nada David, ambos sabemos como son las cosas. Lo mejor va a ser que nos olvidemos de este momento de locura. Yo por mi parte no pienso decir nada y tampoco es mi intensión malograr el matrimonio de mi hermana. ―le decía con resignación mientras se encaminaba a la puerta.
Él quedó callado mientras la veía irse. Nunca le había sido infiel a Eva, jamás había puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuñada le  había provocado fueron muy fuertes y urgentes. Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar su intimidad tan fuertemente custodiada durante todos estos años.
No estaba tan borracho como para olvidar al otro día lo sucedido hacía unos instantes. Había llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo cerca se le pasó de inmediato. Se restregó los ojos, no sabía como la enfrentaría mañana a la mañana cuando Eva estuviera allí con los niños.

Érica se había vestido y estaba pronta para marcharse cuando su hermana llegara, no quería estar allí al otro día cuando David se levantara; no lo quería enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que había sucedido entre ellos.
Esta no se asombró de que su hermana se marchara a las cuatro de la mañana cuando ella llegó, sabía que Érica era algo extraña. Con la excusa de los exámenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas.
Pasaron varios días antes de que volvieran a verla, lo que no les resultó raro debido a su carácter. Cuando se reunieron para el cumpleaños de los gemelos, unos meses después, la relación entre ellos dos fue la misma de siempre, como si nunca hubiera sucedido nada.
Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorría sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban disimuladamente.
Cuando Érica presenciaba demostraciones de cariño entre este y su hermana y a raíz de eso los imaginaba en la intimidad, de la misma forma que estuvieron ella y él, se le partía el corazón.
Su presencia en la casa del matrimonio comenzó a hacerse menos frecuente, a pesar de que extrañaba a sus sobrinos había decidido mantenerse al margen. Sabía que su hermana no lo entendía y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de interés hacía la familia.
Prefería que pensara eso, sabía que la situación jamás iba a cambiar; ella sería incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio, también sabía que seguiría amando a su cuñado como lo hizo desde adolescente.
David era el amor de su vida desde siempre y lo sería para siempre.


febrero 2012 Safe Creative #1203011223645


Con este relato participé en:


(Pinchando el banner también puedes leerlo en el blog que organizó el concurso)

















****























******





Mi paso por el Proyecto "Comencemos una Historia"











******





ilustración: Ruben García



noviembre 2011

Ilustración de Sara Lew

CAPITULO 8: NUEVAS EMOCIONES

«“Fue buena idea tomar una muestra del último preparado que Bruno tenía oculto en el laboratorio. »”, pensaba Paula.
Irónicamente, el experimento en el que tanto trabajó y que le costó la vida, funcionó para salvarla a ella.
Caminaba sumida en estos pensamientos, cuando tropezó con alguien.
—Lo siento, que torpe. Estoy algo distraída…discúlpeme. — Dice, mientras se inclina a recoger los papeles que se han desparramado por el piso.
Pronto se ve ante un desconocido que la ayuda y que, además de atractivo, le resulta familiar.
Nerviosa, le entrega los papeles que le pertenecen, al tiempo que él sonríe.
—No hay problema, yo también estaba distraído.
La mira un tanto divertido. Le llama la atención su forma extravagante de vestir y lo bonita que es.
—Soy Sebastián Laborda—Estira la mano para saludarla—. Mucho gusto.
—Hola…Mi nombre es Paula. Encantada. — Le responde con una sonrisa.
No puede evitar sentirse algo turbada. Sabe que su atuendo no es el apropiado  y teme verse ridícula.
Lo reconoció al instante, igual que ocurrió con el profesor Emilio, gracias a las señas que Bruno le había dado; sin embargo, nunca imagino que este encuentro resultara tan interesante.
Sabía  que en algún momento lo iba a encontrar. En varias oportunidades Carmen le comentó de sus visitas. Hace tiempo espera la ocasión, pues tiene mucho que contarle y además es la persona indicada para ayudarla.
«“No, pero no es este el momento. No ahora, no estoy preparada.»”, piensa de inmediato, y disculpándose nuevamente ingresa al edificio. Al parecer, huir es lo que mejor sabe hacer últimamente.
Sebastián la sigue con la mirada. Le provoca mucha curiosidad esa mujer que parece salida de otra época. Se encoge de hombros y sonríe. Quizá  la verá la próxima vez que venga a visitar al profesor.
Por lo pronto, las emociones de Paula se están desbordando. Siente que todo está pasando muy rápido. Piensa en la amistad incondicional que encontró en  Carmen desde que llegó al año 2011, cuando escapaba de aquellos hombres que la perseguían. Faltó a su confianza desde el primer momento, pero aún no puede decirle la verdad. El cariño que aquella le tomó está facilitando su estadía provisional en el mismo edificio; al tiempo que la provee de datos importantes que la buena mujer toma a espaldas de su marido Emilio.
Le duele pensar que le está mintiendo acerca de quién es.
   


Marcapáginas regalo de Juanlu

******


CONCURSO IMAGINARTE MINIFICCIONES








Con éste micro participé en el concurso de la 14ta. quincena del mes de agosto/2011 de ImaginArte Minificciones.
¡¡Nuevamente mi micro estuvo entre los 8 finalistas!!!


SUPERVIVENCIA

Una mezcla de sangre aceite y baba se le escapaba por la comisura mientras cambiaba de forma constantemente.
Le resultaba difícil amoldarse a la imagen que tenía frente a sí, hasta ahora sus intentos por copiar modelos rígidos e inertes había sido un éxito pero era la primera vez que se topaba con tejido vivo.
Si quería sobrevivir en ése planeta azul tendría que convertirse rápidamente en el modelo humano que aparecía en su pantalla, pero aún no había terminado con la cara...

Julio 2011 Safe Creative #1108029794487


Devolución del Jurado Alberto Flecha

SUPERVIVENCIA
 
Micro sencillo e impactante donde la tensión se va acumulando hacia el final. La lectura se desliza con facilidad para llegar a un final impactante donde se nos descubre del todo la naturaleza fantástica del texto.



¡Gracias! 


*****


Con éste micro participé en el concurso de la 13ra. quincena del mes de Julio/2011 de ImaginArte Minificciones.
¡¡Estuvo entre los 8 finalistas!!!

DULCE ANCIANA

Saqué una latita de sardinas y se la ofrecí.
Era todo lo que tenía para darle, aunque me producía vergüenza viendo en la situación en la que se encontraba; lo que menos quería era que pensara que le estaba tomando el pelo.
Sin embargo, me miró con una sonrisa en su boca sin dientes y me dio las gracias; lentamente se fue alejando, rengueando con su muleta maltrecha.
Se  me ocurrió seguirla y tratando de que no me viera caminé tras ella un par de cuadras hasta que entró en un edificio abandonado, tapiado precariamente con maderas viejas.
Escondida detrás de una de esas maderas pude ver que abría la lata, con lo que parecía ser el mango roto de un cubierto, y la dejaba bajo una escalera mientras se ocultaba detrás de un mueble…
Todo sucedió tan rápido que aún me estremezco al recordarlo…
Luego de que la vieja se escondió esperó unos minutos hasta que un gato negro bien cuidado se acercó al rico alimento, fue cuando cayó sobre él clavándole el mango que había utilizado para abrir la latita de sardinas.
Acto seguido, se inclino sobre el pobre animal y comenzó a comérselo a mordiscones… 

Julio 2011 Safe Creative #1107169692813

Devolución de la Jurado de éste 13ra. quincena de julio 2011 Lola Sanabria:

DULCE ANCIANA: El argumento me gustó y está bien trabado. Me sobra esto: Todo sucedió tan rápido que aún me estremezco al recordarlo…, porque creo que es el lector el que tiene que poner la emoción, no dársela. 


¡Gracias!


*****


Con éste micro participé en el concurso de la 12da. quincena del mes de Junio/2011 de ImaginArte Minificciones.
¡¡Estuvo entre los 6 finalistas!!!


ENTREVISTA DE TRABAJO

“Corrientes 348, 9 de la mañana”, lee en su agenda; su primera entrevista de trabajo luego de tanto tiempo.

Piensa que esa dirección le suena de algo pero interrumpe sus pensamientos cuando llega a la llamativa placa de calle y toca el timbre que parece ser una portería.

Le abre personalmente un hombre con un traje impecable, pañuelo al cuello y peinado a la gomina, huele a colonia fuerte y a cigarro

—Adelante señorita…— le dice con voz ronca y profunda.

Lo sigue y a medida que suben las escaleras nota que el ambiente comienza a cambiar, cuando el misterioso hombre le abre la puerta ella se siente transportada a una época muy lejana.

—Por allí está tu pieza querida…estás algo flacucha…— le dice, sin soltar su cigarrillo y su copa, una mujer mayor muy pintada que seguramente fue muy bonita en su juventud y que ahora la mira casi maternalmente.

No entiende, ella venía por el aviso de Administrativa y la mujer le señala una pieza; ¿y esos hombres con trajes antiguos… y esas mujeres medio desnudas…?

Sin pensarlo más esquiva al hombre y baja corriendo las escaleras, cuando sale al exterior la época moderna ha desaparecido…y ella también.

junio 2011Safe Creative #1107049602406

****

Devolución del Jurado escritor Manuel Vicente (manuespada)


“Entrevista de trabajo”

Este microrrelato me ha recordado a la última película de Woody Allen “Midnight in Paris”. En este caso, la protagonista bien podría ser una de las señoritas de Avignon y el pintor Picasso. El juego con el tiempo y el desdoblamiento de la personalidad es un clásico en Literatura, y como tema trillado, siempre hay que buscar una vuelta de tuerca más para no escribir lo que ya han escrito otros. En este caso, el hecho de que una mujer mayor mire de manera maternal a la joven protagonista nos hace pensar en la juventud perdida. Por lo tanto, es un texto con multitud de puntos de fuga, muy bien dibujado y sugerente, muy sugerente. Deja un estupendo sabor de boca.

¡Gracias!



*****



Proyecto Escríbeme una ilustración


de Clara Varela

Miss Celánea
Pincha la imagen para saber
cómo participar.



*****


TE EN EL PARAÍSO


Por fin…había sido tan largo el día.
Tantas horas deseando éste momento de sosiego, de paz, de estar con ella misma en ése instante sagrado.
Con los ojos perdidos en el paisaje que la circunda respira hondo.

Posa su vista en las hojas que caen juguetonas y  forman una alfombra en tonos ocres, que 
se tornan rojizos por el atardecer.
Una alfombra viva hacía el paisaje, hacía la naturaleza, hacía su rincón...donde llegan los últimos vestigios de luz y calor del sol que se oculta en el horizonte.
Su momento de unión con el aquí y ahora y ésa tan ansiada taza de té humeante que, confabulada con la brisa, deja su aroma y se lleva las malas vibraciones con el humo.
Al fin…por fin…no necesita nada más, sus sentidos y el paisaje bastan para saborear el instante en éste atardecer…
 



noviembre 2010Safe Creative #1011137839097


Proyecto Escríbeme una Ilustración
ilustración: Clara Varela   http://www.claravarela.com/
y  http://clarulina.blogspot.com/


También lo puedes leer aquí: 

http://escribemeunailustracion.blogspot.com/2010/11/clarulina-patriciapatokata.html
"La vida se ríe de las previsiones y pone palabras donde imaginábamos silencios y súbitos regresos cuando pensábamos que no volveríamos a encontrarnos."


José Saramago
Seguir a patokata en Twitter