CONEJILLO DE INDIAS

Hace mucho tiempo que observa el comportamiento de esos espécimenes. Si bien no son los que le hubiera gustado tener bajo la lupa, no le quedó otra que aceptar estudiar esa especie desconocida a pedido de sus superiores; todo sea por el bien de la ciencia.

Las conclusiones que ha sacado hasta el momento es que son propensos a formar clanes bastante cerrados, aunque interactúan en  sociedades; otra de sus características es que la mayoría de ellos son posesivos con su par del sexo opuesto, algunos hasta recurren al castigo para imponer su punto de vista.

No le ha escapado que son cambiantes en su comportamiento, propensos a conductas rutinarias y la mayor parte del tiempo permanecen apáticos ante los acontecimientos. Sin embargo, poseen un fuerte sentido de pertenencia a la especie, sin importar el clan al que pertenezcan; es decir, si uno de ellos se ve amenazado en su integridad aún por algún integrante de su misma especie, todos se unen para protegerlo; se comportan así incluso con otras especies que están en peligro. Con el paso del tiempo ha notado que ese sentimiento de protección ante las injusticias del ambiente y de la sociedad ha crecido y ha llevado a todos sus miembros a asumir una nueva conciencia social que se encamina a la solidaridad.

Ahora ha llegado el momento de estudiarlos por dentro. 

El individuo que tiene inmovilizado en el aire está intranquilo, se nota en la gráfica que transcribe los latidos de su corazón. Aunque sus ojos permanecen abiertos de forma obligada por un aparato especial para ello, sus pupilas no dejan de contraerse.

“Es extraña esta especie, pero fascinante”, piensa el ser de color verde aceituna y de ojos rasgados, que contempla con admiración al hombre completamente desnudo que ha quedado a su merced, con tan sólo una orden de su poderosa mente, y sin necesidad de utilizar ningún tipo de amarre. Este, completamente aterrado y sin poder protegerse, tiene la mirada fija en un par de largas agujas que no logró distinguir muy bien de donde salieron y ya están prontas a clavarse en sus ojos.

El científico extraterrestre observa con curiosidad y morbo.

Para el espécimen humano ése es sólo el principio.  A pesar de que revive esta misma escena cada día, y que ya conoce esa sala oscura y fría donde todo parece flotar en el aire, jamás se acostumbrará a ser abducido.



Febrero 2012


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