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Borremos el Racismo del Lenguaje

sábado, 17 de diciembre de 2011

Segunda Maratón de Escritura día # 1







Bueno, esta es mi primera participación en una de las maratones de escritura organizada por Maga de Lioncourt. Comenzó el 15 pero para no perder la costumbre: más vale tarde que nunca.
Gracias a esta iniciativa logré terminar este texto que había iniciado para presentar a uno de los ejercicios periódicos de Adict@s a la Escritura, donde debía aparecer la palabra "carta".
Entonces, aquí está terminando, nada más ni nada menos que con la extensión de 3 hojas, me aplaudo jaja.
Espero que lo disfruten.


DESEO CONCEDIDO



Lee con avidez ése libro que tiene sobre el regazo; unas amigas le dijeron que no podía perdérselo y así, sin más, se lo compró.
Hace apenas unas horas que lo consiguió y no puede  dejar de leer. Es un libro voluminoso y aunque ya lleva leídas varías páginas parece que no avanza.
Envidia a la protagonista; desea que sea su cuello el que sacie la sed del apuesto vampiro; desea sentir sus colmillos clavándose en su tersa piel al tiempo que le hace el amor.
—Por Dios— cerró el  libro abruptamente. —. Lo que daría por dejar de lado mi aburrida vida y vivir una historia así. — susurra para sí, mirando la nada.
Emite un suspiro y lentamente se encamina hacia el baño para cepillarse los dientes, ya es muy tarde. Mañana será un nuevo día y podrá seguir leyendo, siempre y cuando no tenga que hacer horas extras en la tienda.
Se acuesta y, aunque le resulta difícil conciliar el sueño, al fin se duerme mirando la gran luna llena que se alza fuera de su ventana.

Al otro día despierta aturdida, la cama parece más grande que nunca y al parecer su sueño no fue muy tranquilo, pues está toda revuelta. Se sienta y se despereza, en ese momento nota que esta desnuda.
“¿Tanto calor sentí en la noche?”, piensa mientras se mira.
Levanta la vista y no reconoce su habitación; todo allí es antiguo, algo gótico y lúgubre.
Se gira hacía su costado y da un respingo, hay un hombre durmiendo a su lado.
“¿Qué está pasando? Me estoy volviendo loca”, piensa asustándose ante su propia respuesta.
Nota que también él está desnudo; puede ver su cara, duerme apaciblemente y es muy guapo.
Se refriega los ojos como buscando despertar de un sueño, y cuando se pasa la mano por el cuello nota dos pequeñas marcas en su yugular; se levanta rápidamente buscando un espejo en el lugar pero, al parecer, este implemento está totalmente ausente en el decorado del recinto.
Aún así sigue buscando; escondido en el fondo de un  viejo  armario encuentra uno muy bello de medio cuerpo, más que suficiente para cumplir su cometido.
Cuando se contempla en él ve dos orificios; al parecer algo la mordió, cualquiera diría que un vampiro. Recuerda que la noche anterior deseó estar dentro del libro; se estremece, ¿realmente está pasando lo que deseó?
Sigue mirándose al espejo sin poder reaccionar; su piel luce blanca como el papel en contraste con su largo cabello azabache,  además se encuentra completamente desnuda. Alguien la abraza por detrás, no ve su reflejo en el espejo pero sí siente sus brazos rodeándola y su manifiesta excitación pegándose a ella.
Es él, el hombre que estaba a su lado en la cama. Es muy guapo; le besa el hombro y luego el cuello, y la va girando hasta dejarla frente a él para besarla apasionadamente.
Antes de que la ahogue con sus besos logra ver unos ojos azules en un rostro de piel muy blanca, adornado por una mata de cabello rojizo y lacio.
Ella se estremece; sea quien sea le pertenece, está con ella aquí y ahora. Sin pérdida de tiempo corresponde al beso, él la estrecha contra su musculoso cuerpo mientras sus manos se deslizan sensualmente por su piel desde sus caderas, pasando por su espalda hasta llegar a su cuello y enredarse en su pelo.
—Que buena idea tuviste al leer el libro. —susurra sobre sus labios, mientras la va llevando lentamente hacía la cama.
Ella intenta reaccionar, pues tiene muchas preguntas para hacerle pero él no se lo permite; la envuelve, la aturde, con sus besos y sus caricias. Sus manos son tan suaves, sus besos son tan profundos que no puede escapara al hechizo que la arrastra.
—Mañana…mañana serás mi compañera para toda la eternidad…— le dice mientras besa sus senos y acaricia su vientre.    
—Yo…— trata de decir ella.
—Mucho camino tuve que recorrer para traerte hasta aquí. Estás impregnada de mí y mañana será tu transformación definitiva. — vuelve a hablar, al tiempo que levanta sus profundos ojos azules mientras lame su ombligo.
Cierra los ojos y se muerde el labio, qué más quisiera ella que estar toda la vida a su lado.











Despierta confundida; a un lado está el libro que seguramente estaba leyendo cuando se quedó dormida.
“Que sueño más maravilloso”, piensa mientras se pasa los dedos por los labios y luego por el blanco cuello, notando dos  pequeños granos que el día anterior no tenía.
No le da importancia, seguramente algo que comió le provocó alergia; casi siempre le pasa.
Cuando se levanta para ir a ducharse el libro cae al suelo y un sobre blanco se desliza de entre sus hojas. Lo mira sorprendida hasta que reacciona y lo toma, al parecer hay una carta dentro. El sobre se encuentra abierto así que le resulta muy fácil sacar su contenido; más que una carta es una esquela, con un mensaje muy breve y contundente.

“Esta noche serás mía para siempre”.

La caligrafía es elegante y parece muy antigua, sin embargo está fechada el día anterior.
Lentamente se dirige hacía el baño sin poder salir de su asombro, seguramente se trate de una broma pesada; ya frente al espejo procede a inspeccionar su cuello detenidamente.
No se trata de una broma. Definitivamente el vampiro no fue un sueño, claramente le había dejado su marca en el cuello y su esencia salvaje comenzaba a deslizarse lentamente por sus piernas.                                                  

Ese día, que aparentemente transcurre muy normal para los otros, resulta muy extraño para ella. Se siente como flotando en una nube de rosas.
Para colmo es el día en que su compañera libra más temprano así que tendrá que soportar a los clientes ella sola; con lo difíciles que se ponen algunos la mayoría de las veces y ella, con las pocas ganas de hablar que tiene.
Se encuentra ordenando unos libros de la estantería del fondo cuando oye en tintinear de la puerta de entrada.
“Uf, otro cliente. No veo la hora de que termine el día.”, piensa mirando al techo.
Dejando los libros con desgana en el piso se encamina al mostrador intentando dibujar en su cara la mejor de sus sonrisas.
Alcanza a ver la silueta de alguien curioseando entre los estantes, decide esperar a que termine y se acerque al mostrador; ella no tiene ganas de apurarlo. Apoya los codos en la dura madera y la barbilla en la palma de una de sus manos, mientras que con la otra dibuja distraidamente sobre la superficie marrón; con la mente en el sueño de la noche pasada, y en la esquela de la mañana, sonríe mordiéndose el labio inferior.
De repente, ve unas manos muy blancas apoyándose sobre la madera; un cosquilleo en el estómago la alerta, por unos momentos teme levantar la mirada pues un presentimiento la embarga.
―Ansiaba el momento de volver a verte.―le susurra una voz muy sensual y que ella ya conoce.
Levanta la mirada y él está allí, con esa sonrisa tan seductora que la humedece al instante y esos ojos azules que parecen desnudarla. No puede evitar que el comience a rodear lentamente el obstáculo que los separa hasta acercarse a ella, que no atina a moverse y lo mira hipnotizada. Su corazón late frenéticamente cuando lo siente tan próximo, al tiempo que la aprisiona contra el borde del mostrador haciéndole sentir su deseo.
―Si entra algún cliente…―apenas le salen las palabras ante la mirada fija de él que la mira tan de cerca.
―No te preocupes, me tomé el atrevimiento de poner el cartel de cerrado―le susurra el vampiro al oído provocando que emita un leve gemido de excitación.―. Quizá deberíamos apagar las luces para que nadie intente molestar.―vuelve a decir y la besa apasionadamente.
Al otro día, cuando el dueño de la papelería abre encuentra un gran desorden en las estanterías del fondo y la cartera de la empleada con todos sus documentos dentro.
Aunque intentan localizarla por todos los medios, no logran ubicarla. Cuando los familiares ingresan a su departamento hallan todo ordenado, solo un libro voluminoso descansa sobre la mesa de luz junto a un sobre blanco. Este último les resulta extraño puesto que sólo contiene un pedazo de papel que parece antiguo y que luce amarillo por el paso del tiempo, además de que no tiene nada escrito. En cuanto al libro, nadie se molestó en revisarlo; en la última página están las fotografías de la pareja de vampiros que protagonizan la historia; ambos muy hermosos y enfundados en negros atuendos de época. La chica es exactamente igual, aunque mucho más pálida y bonita, a la muchacha que aparece en los cuadros que cuelgan de las paredes del moderno apartamento.

noviembre 2011 Safe Creative #1112180763305

2 comentarios:

  1. Te traigo mi mensaje navideño:

    COPLAS DE NAVIDAD
    En Belén nos nació un niño...
    cuando hombre, murió en la Cruz.
    ¡Esperanza dio a la Tierra;
    al corazón, la luz!

    Su mirada, de ilusión;
    su nariz, con un lunar;
    sus cabellos, de ensueños
    y su boca, para amar.

    Sus manitas regordetas
    con deditos sonrosados
    ya nos dan su bendición.
    ¡Somos sus seres amados!

    ¡El Niño duerme feliz!...
    Un buey le cuenta secretos,
    la vaca le dice muuu
    y un gallo se queda quieto.

    Mientras duerme el Niño Dios,
    María lava pañales,
    San José ordeña una cabra
    y ahuyenta todos los males.

    Llegan todos los pastores,
    a adorarlo, desde el cerro.
    Traen leche y corderos,
    pan crocante y un cencerro.

    Para él, los pájaros trinan,
    se oyen alegres gorjeos.
    Los grillos hacen cricrí
    y a las cigarras no veo.

    La estrella en Belén titila,
    al Niño quiere anunciar.
    Unos sabios Reyes Magos
    ya la siguen sin parar.

    Adoran al Niño
    María y José,
    todos los pastores,
    los Reyes también.


    Marta Alicia Pereyra Buffaz
    Morteros, 14-12-03

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  2. Me gusta cuando desarrollas las ideas en relatos largos, das rienda suelta a las palabras, y se avanza entre ellas formando una imagen precisa de los personajes. Y de las imágenes de bellas damas de cuadros.
    Un beso

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"La vida se ríe de las previsiones y pone palabras donde imaginábamos silencios y súbitos regresos cuando pensábamos que no volveríamos a encontrarnos."


José Saramago
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