Se restregaba las
manos, de dedos temblorosos, contra los muslos. Permanecía sentado en posición
erguida, como si de un momento a otro fuera a salir corriendo de la consulta.
La psiquiatra lo observaba, con aire impertérrito, cruzada de piernas y con los
lentes de armazón de carey blancos, a la última moda, encajados con firmeza
sobre la nariz. Su aire era distinguido;
su moño recogido sobre la cabeza y el rojo furioso de sus labios le daban un
aspecto más severo y distante.
—Dígame, Sr.
Brown, ¿tuvo el mismo sueño la noche pasada?— su voz, a diferencia de su aspecto,
era suave y dulce e invitaba a las confidencias. Aun así, su paciente estaba cada
vez más nervioso. Miraba a un lado y a otro, como si temiera que alguien
estuviera allí, por los rincones, espiándolo y pronto a saltar sobre él.
—Siempre,
siempre tengo el mismo sueño —dijo, con voz temblorosa.
—Cuénteme, ¿cómo es ese sueño?—continuó ella, luego de escribir algo
en su libreta.
—En el sueño yo soy alguien malo. Mi cara está pintarrajeada y se
supone que hago reír a la gente —le explicó, al tiempo que su paranoia aumentaba con los minutos.
—Sr. Brown, muchas de sus pesadillas son productos de traumas sufridos
en su niñez. Hábleme de ellos, déjelos salir, y verá que pronto todo se
solucionará.
—No, no puedo dejarlos salir. Si lo hago, me volveré más y más malvado
y será demasiado tarde —. El paciente comenzó a elevar la voz, sus ojos se
había inyectados en sangre. Lanzó un alarido, a la vez que se arrancaba
mechones de cabello como un poseso.
Al otro día, varios patrulleros acordonaban la entrada de la
prestigiosa Clínica de Salud Mental. El personal policial preguntaba aquí y
allá, buscando algún testigo que aportara datos sobre quién había asesinado a
sangre fría a la profesional. Uno de los testigos aseguró ver salir a un payaso
bastante intimidante a la hora que, se supone, ocurrieron los hechos. No lo
tomaron en serio, era el famoso borracho de la cuadra y seguro que a esa hora
ya estaba bastante entonado como para recordar algo que fuera cierto.
Octubre 2012
Con éste micro participé en el N° 123 de Revista Digital miNatura de lo Breve y lo Fantástico.
Dossier: Universo Stephen King
Los invito a leer también el N° 125, Dossier: Alquimia; en sus versiones castellano-inglés.
Donde también tengo el placer de participar.
Parece la historia de un villano de DC, el Joker, solo que ahí una psiquiatra se enamora de él y lo ayuda a escapar. Lo que resulta que es peligroso.
ResponderEliminarTu personaje curiosamente parece más peligroso en este caso.
Hola Patricia, está muy bien el relato.
ResponderEliminarSe te da bien esto, te felicito maja.
Un abrazo.
Hace un tiempo trabajé en una clínica de psicología y psiquiatría y siempre me andaba preguntando...
ResponderEliminarMe da escalofríos, todo pasa muy rápido.
Saludos.