Al fin
Navidad
El año
había transcurrido a mucha velocidad y para Ernesto eso era muy
bueno. Él pensaba que los únicos días dignos de ser vividos eran
las fiestas tradicionales y la licencia anual, que coincidía
justamente con aquellas. Los 24 de diciembre, pasado el medio día,
respiraba aliviado, se aflojaba el nudo de la corbata y conducía a
hacer sus diligencias canturreando algún villancico. Esa fecha y
sobre esa hora del día, luego del obligado brindis que el jefe
acostumbraba a hacer con sus empleados, y al que asistían todos con
fingido entusiasmo, marcaba el fin de su año laboral y el inicio de
sus tan ansiadas vacaciones. Ernesto tenía cuarenta y nueve años y
era soltero, no tenía familia pero cada año adornaba su casa como
si vivieran niños en ella. Adoraba estas fiestas, especialmente la
Navidad, fecha en la que se permitía ser él mismo y cumplía su
fantasía más oculta. Para ello era que, esa fecha, siempre iba a la
misma tienda, donde ya lo conocían y lo recibían con solícita
atención; lo acompañaban durante su estadía en el local,
recomendándole lo último y lo mejor para comprar. Le gustaba
tomarse su tiempo, al fin y al cabo era su día especial del año.
Hacia la
media tarde llegaba a su hogar. Lo primero que hacía era prender
todas las luces de colores, las de dentro y las de fuera de la casa,
sin importar que aún hubiera luz natural; luego, se quitaba el
fastidioso uniforme, dejándolo en el canasto de la ropa sucia, y
tiraba los zapatos en cualquier sitio. Cuando al fin quedaba con los
boxers¹
floreados y las medias azules, se servía un güisqui con hielo
y se sentaba en su sillón favorito, poniendo los pies sobre un
cómodo cojín y degustando el líquido con placer.
Hacía las
diez de la noche, como todos los años, llegaba el delivery2
que le traía su cena navideña: pollo a la naranja con papas y
boniatos bien dorados, además de una ensalada de lechuga y tomates;
su cena preferida. Luego de despedir al muchacho, no sin antes
entregarle una propina sustanciosa, se centraba en preparar la mesa
donde disfrutaría de semejantes manjares, exactamente hacía la
medianoche, ni un minuto más ni uno menos. Cuando la mesa quedaba
lista, Ernesto se dedicaba a husmear con ansiedad y deleite en las
bolsas de las compras de esa tarde; tomaba con delicadeza cada
artículo y lo admiraba con ojos brillantes y una gran sonrisa en el
rostro. Empleaba el tiempo que faltaba para la entrada de la Nochebuena en pasearse de un lado a otro del dormitorio ocupado en
distintas actividades.
Al fin
cuando sonaban las campanadas él estaba listo, como cada año,
frente al espejo de cuerpo entero que tenía tras la puerta de su
dormitorio; contemplándose, con las manos en la cintura, volteándose
a un lado y al otro, mordiéndose con ansiedad el labio inferior.
Cuando estaba satisfecho de lo bien que lucía con esa combinación
rojo fuego, las ligas y las medias de red, y los zapatos de tacones
altos, se hacía un guiño, haciendo aletear las pestañas postizas
que resaltaban el verde de sus ojos, y le tiraba un beso a su
reflejo, con los gruesos labios delineados en rojo, al tiempo que se
arreglaba con coquetería los largos bucles de la peluca rubia. Y
así, vestido de la manera que añoraba todo el año, se sentaba con
elegancia frente a la mesa que había preparado con esmero y disfrutaba, con gestos delicados y satisfechos, de esa cena especial
de Navidad.
Diciembre 2013
1-Calzoncillo,
tipo de ropa interior masculina.Wikipedia.
2-Reparto
o entrega es una actividad parte de la función logística que tiene
por finalidad colocar bienes, servicios e información directo en el
lugar de consumo (Al cliente final). Wikipedia.
3-Españolizado del inglés whisky RAE
¡Muy Felices Fiestas para todos!
Para los buenos momentos, gratitud.
ResponderEliminarPara los malos, mucha esperanza.
Para cada día, una ilusión.
Y siempre, siempre, felicidad.
Esto es lo que te deseamos para el 2014.
EL EQUIPO DE ACOMPÁÑAME
y no te olvides de presentarte a nuestro reto navideño, queremos tu compañía en estas fechas.
Hola, Patito!!
ResponderEliminarYa me habías comentado tu idea y me había hecho una idea muy visual de ella (para variar, mente pervertida!! :-P ). Te felicito por el relato porque te quedó estupendo. Destaco cuando está frente al espejo, como has descrito la forma en que luce, pues ha sido cuidados, impecable, y muy visual.
Muchas felicidades!!!
Besotes!!
Me encantó, pobre, solo se animaba a hacerlo una vez al año!! Alguien debería animarlo para que se suelte y disfrute de ese placer mucho mas seguido
ResponderEliminarBuenisimo, un besote
Ohhhh!!! pero qué pedazo de secreto tiene Eduardo!!!
ResponderEliminarQuedé O___o jaja.
Patri, qué buena vuelta le diste!!! yo me había imaginado cualquier cosa!!!!
Genial!!! así de sencillo :D
Me has dejado esperando el final, pensaba en otra cosa menos en el cambiazo. Muy original y muy bien narrado, nos llevas hasta el final sin saber por donde vas a continuar. Te felicito. Te mando un abrazo y te deseo Feliz Navidad.
ResponderEliminarMe encantó! No me lo esperaba para nada y me quedé "eh?" en un primer momento.
ResponderEliminar¡Muy bueno!!
Felices fiestas! :D
Ya queda poco!!!! Si, ya queda poco!!!! Esta noche llega Papa Noel jejejeje, bueno que yo no hice la carta, confío en mandar mis propios regalos, así que te quería mandar algo super especial para esta Navidad, pero me he encontrado con un problema ¿Cómo envuelvo un abrazo y un beso?
ResponderEliminarLo he solucionado con un comentario jejejeje, así que Felices fiestas!!!!!!
Y no te olvides pasar por mi blog a por el regalito navideño, mi libro gratis.
Un besazo.
¡Muy bueno! No esperaba que su placer secreto fuera ese y me encantó imaginar a un hombre mirándose al espejo ataviado de ropa interior bonita y maquillaje exuberante. *o*
ResponderEliminarSin duda ha mejorado mucho tu redacción y tu estilo, Pato. ¡Felicidades!
Por cierto, me parece que se escuchar mejor ''a la medianoche'' que ''hacia la medianoche'' en la parte en que mencionas los manjares que disfrutará.
Felices fiestas.
¡Hola! ¡Genial y sorprendente relato! ¡Saludos!
ResponderEliminarXD no me lo esperaba para nada, la verdad. Felices fiestas.
ResponderEliminarPD: No puedo con la palabrita de verificación... último intento.
Me ha sorprendido increíblemente ese final. Capturador y enigmático hasta el último momento. Muy buen relato.
ResponderEliminarMuy interesante la fantasía del señor Ernesto, aunque tampoco es un tic sino una especie de juego autoerótico medio perverso. Lo que sí te señalaría son los anglicismos: bien pudiste poner "calzoncillos" y "servicio de entrega" y ahorrarte, de esa forma, las notas al pie que solamente distraen la atención. Por lo demás, muy buen relato con una imagen interesante de Ernesto.
ResponderEliminarSaludos y feliz año nuevo
Espero que termines muy bien el año.
ResponderEliminar¡¡¡¡FELIZ 2014!!!!
Un abrazo y gracias por hacerme compañía.
Así que decide aprovechar la navidad para hacer algo que no haría en otro momento... como todos los demás :P
ResponderEliminar