Proyecto Adict@s Febrero 2012: Especial San Valentín.

Para este proyecto se plantearon una serie de opciones para saber cómo encararíamos la realización del texto.

La Opción que tuvo más votos fue la número 9 (justamente la que yo había elegido): Reinventar el "monstruo del amor". Diseña tu propio Cupido.

Espero que lo disfruten...

CUPIDO DESCORDINADO

El muchacho la mira con cara de devoción, hace ya tres años que está tras ella y aun no lo registra. Ni sus intentos por simular que la casualidad los ha llevado a los mismos sitios; ni sus cartas de amor anónimas, en cuyo reverso no falta un número de celular (al que por supuesto ella jamás llama), despiertan de algún modo su interés.

Esa tarde está sentado a tres mesas de la chica de sus sueños, en una cafetería céntrica donde se reunen los chicos de la universidad para llevar a cabo sus tertulias literarias. Se siente ridículo cada vez que piensa que se unió a este grupo, al que considera estrafalario, sólo para intentar conocerla más; hasta llegó a leer un poema de Neruda en público, con la fobia que le dan las multitudes y el verse expuesto, y ni así lo notó.

–Disculpa chico–le dijo un anciano de unos ochenta años, que le hizo recordar al instante a uno de esos ricos empresarios retirados que ahora se dedica a concurrir a todos los eventos sociales habidos y por haber. El hombre estaba vestido muy elegantemente, no faltaban ni la boina ni el pañuelo al cuello, tampoco el clásico vaso de whisky en una de sus manos. Lo que no entendía era qué estaba haciendo un hombre como ése en esa simple tertulia de cafetería–, ¿serías tan amable de cambiarte para aquella mesa. –continuó diciéndole aquel, ajeno a los pensamientos del muchacho, señalando tres mesas más a la derecha al tiempo que lo miraba con sus ojitos azules e inquietos.

En vista de que no le significaba ninguna molestia este accedió y el apuesto anciano volvió al mismo lugar desde el cual, momentos antes, el muchacho le estorbaba la visión.

La tertulia estaba llegando a su fin cuando el desesperanzado enamorado decidió irse y olvidarse del tema de una buena vez.

Llegaba a la esquina ya cuando le pareció oír que alguien lo llamaba. Al girarse vio al anciano de la cafetería que venía casi a la carrera sujetándose la boina.

–¿Estás loco? –le dijo, acercándose con visibles signos de estar enfadado y respirando con dificultad debido a la corrida– No puedes irte ahora, llevo tres años intentando acertar alguna maldita flecha en esa muchacha que te trae loco. –continuó, al tiempo que se inclinaba apoyando sus manos manchadas en sus viejas rodillas para intentar recuperar el aliento.

El muchacho no podía salir en sí de su asombro cuando le mostró el contenido de una alforja que llevaba colgada a la espalda, en la cual no había reparado hasta el momento, y en cuyo fondo pudo ver un pequeño arco y muchas flechas cuyas puntas tenían forma de corazón.

–¿Podrías ayudarme a mantener el arco algo estable mientras apunto hacía ella? Sería una buena forma al menos de combatir el temblor de mis cansadas manos y para que al fin todos nos podamos ir a casa satisfechos–hizo una pausa pasándose la mano por la frente rojiza al tiempo que se alisaba el poco pelo blanco hacía atrás–.  Uf, estoy tan cansado, cada vez me cuesta más hacer que las personas se enamoren. . .

Febrero 2011

FELIZ SAN VALENTIN jejeje