“Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.”
Por las calles caminan por igual, hombres y robots; la gran mayoría de éstos va junto a su amo.
Un hombre entra a un local de comida rápida, le ordena a su sirviente robotizado quedarse afuera; él obedece pero no le pierde pisada, su deber es protegerlo y servirlo.
El hombre pide su menú, éste le es llevado a su mesa por otro robot que cumple las funciones de mozo. Desde lejos, los ojos luminosos pero sin vida real de su sirviente estudian el contenido del plato. De inmediato, comienza a correr ágilmente hacía el interior del local atropellando lo que encuentra a su camino al tiempo que, con su vista infrarroja, le tira la bandeja de las manos al empleado.
Una vez junto a la mesa, desenfunda el arma que lleva incrustada en el antebrazo y comienza a dispararle a la comida que quedó desparramada en el piso.
— Pero ¿qué haces inconsciente?— le grita indignado su amo.
— Mi deber es evitar que usted sufra daño alguno...— le responde con su metálica y fría voz.
En el piso, machacadas por los disparos, quedaron las 8 porciones de papas fritas anegadas en aceite, los 10 huevos revueltos, más el abundante tocino frito que es pura grasa.
setiembre 2011
setiembre 2011
Con este micro participé en Revista Digital miNatura de lo Breve y lo Fantástico 114-Dossier Asimov
..muy bueno, la verdad ojalá tuviéramos un robot así que nos cuidara de lo que comemos...
ResponderEliminarbesos y mis deseos de que hayas tenido un lindo comienzo de año...