La larga trenza negra del maestro cae tras la espalda erguida, sobre su amplia túnica blanca. Sostiene la espada del destino firmemente, conteniendo y esperando a su contrincante.
El maestro espera, la discípula intenta levantar un muro de piedra ante la marea de sentimientos que la asaltan, le huye constantemente a las razones que le da el corazón.
Ella también mantiene su espada en alto, mientras ambos se miran fijamente a los ojos sin dejar de girar, cuidadosa y lentamente en el lugar.
— No mereces ser mi pupila . . . si no puedes controlar tus emociones — le susurra, sin dejar de vigilarla y sin bajar la espada que apunta hacía ella.
La discípula lo mira y continúa girando, se pregunta si alguna vez llegó a saber que sueña con él.
Este micro es mi colaboración inaugural para el sitio femenino Be Bloggera, para leerlo entero sólo pincha este banner.
¡¡¡Gracias!!!
Me gustó. ¿Vas a seguir la historia?
ResponderEliminarHola Patricia,es genial,cada dia tus musas me asombran mas.Besos de luz.
ResponderEliminarHola Patricia interesante su blog.
ResponderEliminarSaludos de José Ramón desde
Abstracción textos y Reflexión.